viernes, 21 de diciembre de 2012

Planes de movilidad en las empresas. Reducción de accidentalidad laboral y reducción de cuotas de la seguridad social.

Prevencionintegral.com

La aplicación efectiva del Real Decreto 404/2010 sobre reducción de cotizaciones por contingencias profesionales a la Seguridad Social de hasta un 10% en el pago de cuotas a las empresas que acreditan disponer de un Plan de Movilidad efectivo como instrumento preventivo de primer nivel en la protección de sus trabajadores desde que salen de su domicilio hasta que regresan tras la jornada laboral, contemplando todos los riesgos inherentes a la movilidad, está revolucionando las prioridades en la prevención de riesgos laborales que, por fin, atienden adecuadamente al riesgo laboral vial.
 
Las estadísticas de accidentalidad laboral son concluyentes al demostrarnos que el lugar de trabajo más accidentógeno es la vía pública, el equipo de trabajo más agresivo es el móvil (vehículo o máquina) y la máxima exposición al riesgo de lesiones severas en un puesto de trabajo es la conducción de vehículos a motor.

Los accidentes “in itinere”, “in labore” y en misión se muestran como el fenómeno más frecuente en las tablas de análisis de la macroinvestigación de los accidentes de trabajo mortales y graves, y, al mismo tiempo, se presentan como ese gran vacío de gestión técnica empresarial y de las entidades especializadas en accidentes, sobre el que existen dificultades evidentes para crear y realizar actuaciones preventivas y de control. Nuestro trabajo aborda la necesidad de acción y de coordinación efectiva. Son pues la gran cifra estadística sobre la que los programas preventivos elaborados por los responsables de la seguridad laboral no aportan iniciativas de paliación de los riesgos al tratarse de un campo que tanto a los expertos en seguridad laboral como vial no abordan con suficiente eficacia.

El centro de trabajo convencional, bien sea la nave industrial, bien la obra civil, es un ámbito conocido sobre el que existen suficientes estudios como para sentar bases de un programa de evaluación de riesgos que puede dar pie a una serie de protocolos y recomendaciones de mejora de la prevención de riesgos laborales. Pero el centro de trabajo de la conducción de vehículos a motor, que combina la vía pública con el habitáculo del vehículo, se muestra a los laboralistas como un entorno con excesivos grados de libertad, con demasiadas confluencias de voluntades y de actitudes y con una importante combinación de competencias administrativas en la contemplación de los accidentes de tráfico que parecen constituir un difícil obstáculo para darle algún tratamiento técnico, efectivo y práctico que incida en la mejora de la seguridad vial-laboral.

La vía pública es un marco de los técnicos de obras públicas (bien de la Administración Central, Autonómica, Provincial o Municipal, bien de entidades privadas como las concesionarias de autopistas de peaje), el vehículo corresponde a los ingenieros industriales (bien de la Administración de Industria y Energía estatal o autonómica, bien a los fabricantes de vehículos y accesorios, ITV o talleres de reparación de automóviles) y la persona conductor o peatón es eterna materia que se disputan los educadores partidarios de un modelo de tráfico preventivo o policial. En medio de este conjunto copioso de elementos intervinientes, el experto prevencionista laboral se puede llegar a preguntar si es posible actuar con cierta capacidad de obtener resultados.

Es en este punto cuando los que hemos tenido la oportunidad de trabajar tanto en el campo de la seguridad laboral como en el de la seguridad vial nos vemos capaces de proclamar que la actuación desde la vertiente laboral puede llegar a tener una definitiva trascendencia e influencia en la disminución de los accidentes de tráfico relacionados con el mundo del trabajo, que no solo contempla los accidentes “in itinere” (denominador común a todas las empresas) sino también los accidentes de los profesionales de la conducción (taxistas, profesores de autoescuela, camioneros y conductores de autocar) y los accidentes de los que utilizan vehículo para desarrollar su tarea (mensajeros, distribuidores de pizzas y comidas calientes y los agentes comerciales) entre otros.

Las posibilidades de progresión en los estudios sobre los accidentes de tráfico desde su vertiente laboral son muy importantes pudiendo, con el tiempo, constituir una verdadera especialidad que puede repercutir de manera muy favorable en la mejora cualitativa y cuantitativa de algunos aspectos aun muy atrasados actualmente en la seguridad e higiene en el trabajo relacionado con el transporte por carretera y la conducción de vehículos a motor. Es bien cierto que los Planes de Evaluación de Riesgos de las empresas de transporte de mercancías y de viajeros son la gran asignatura pendiente del mundo del trabajo, sobre la que existe un fundado temor por parte e todos los agentes sociales (empresarios, sindicatos y Administración) en entrar en profundidad a analizar la situación actual que nos atrevemos a definir con cierta prudencia de “mejorable”. Y también es cierto que con las técnicas de la reconstrucción de los accidentes de tráfico, excepcionalmente avanzadas y desarrolladas, podrían servir de referencia para dar el empujón definitivo a la protocolización de la reconstrucción de accidentes de trabajo, simplemente con la extrapolación del trío de elementos del tráfico (vía-vehículo-persona) hacia el trío de elementos del trabajo (centro-máquina-trabajador).

En cualquier caso se entiende que, ahora más que nunca, es no solo oportuno y positivo, sino imprescindible, verter las experiencias y conocimientos que la seguridad vial puede aportar a la seguridad laboral, y viceversa, introduciendo los conceptos básicos que de ser conocidos, considerados y aplicados por los prevencionistas laborales y viales en un sincero y práctico intercambio de informaciones y procedimientos, es seguro que conseguirán resultados satisfactorios en la disminución de los riesgos de la tarea laboral de la conducción de vehículos a motor. Y todo ello como elemento clave e imprescindible de los Planes de Movilidad que, debidamente informados por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, acaban recibiendo la reducción de cuotas en las cotizaciones de la Seguridad Social como justa compensación a un buen trabajo en la prevención de riesgos laborales.

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