La conciliación laboral y personal sigue siendo
una cuestión que aguanta mejor el papel que la realidad. En el caso
español, la lentitud con la que calan estas medidas está relacionada con
un modelo de trabajo que necesita mejorar.
En el contexto económico actual, las medidas de conciliación parecen
haber quedado relegadas a un segundo plano. Además, algunos empresarios
relacionan estas acciones con gastos y fuertes inversiones, pero a la
larga, el ahorro es patente y ofrece mejoras que benefician a toda la
compañía, también al plan de negocio. A pesar de llevar tantos años
hablando de la famosa conciliación, todavía quedan muchos retos previos
por desarrollar:
Productividad: Somos un país con un horario laboral
muy extenso y nuestra productividad está, sin embargo, a la cola de
Europa. La experiencia demuestra que en empresas donde su personal está
mejor atendido en aspectos tan básicos como flexibilidad de horarios o
jornadas y reuniones con tiempos delimitados, la productividad mejora.
Trabajo por objetivos: Si terminamos con la cultura del presentismo y las jornadas interminables, el siguiente paso es medir al empleado por objetivos cumplidos y no por horas. Con los ajustes de personal actuales parece lógico pensar que aflorarán otras formas de trabajo donde la retribución no sea un sueldo fijo por estar en la empresa, sino por valores objetivos aportados.
Trabajo por objetivos: Si terminamos con la cultura del presentismo y las jornadas interminables, el siguiente paso es medir al empleado por objetivos cumplidos y no por horas. Con los ajustes de personal actuales parece lógico pensar que aflorarán otras formas de trabajo donde la retribución no sea un sueldo fijo por estar en la empresa, sino por valores objetivos aportados.
Teletrabajo: El siguiente paso en este camino es la
relación laboral no presencial y el trabajo a distancia. El ahorro de
costes es evidente, sin embargo, son pocas las empresas, especialmente
pymes, que se animan a implantarlo por desconfianza. La actual reforma
laboral dejó fuera el análisis del teletrabajo que se regulará en un
futuro decreto, según declaró la ministra Ana Mato. Sin embargo, hay
empresas como Microsoft Ibérica que llevan años fomentándolo con éxito.
Para María Garaña, su presidenta, esta opción supone un ahorro del 30 %
para la compañía en energía, viajes, espacio de oficina o gasolina.
Flexibilidad laboral: Es algo más que poder mover la
hora de entrada y salida, la flexibilidad también afecta a la
racionalización de los horarios. Según Ignacio Buqueras, presidente de
Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, se
necesitan horarios flexibles y aprovechados. Desde su organización
proponen reducir las horas de comidas y desayunos, establecer la jornada
continua durante todo el año, o no convocar reuniones a últimas horas
de la tarde. Para Buqueras, una jornada tipo no debería prolongarse más
allá de las 17 a 18 horas de la tarde.
Contratación a tiempo parcial: Es otra gran
asignatura pendiente en España porque no se usa como una opción más.
Mientras que en 2010 solo uno de cada tres trabajadores con este tipo de
contrato preferiría tener un empleo a jornada completa, en 2011 la
mitad de ellos tenían este contrato forzosamente. El empleo a jornada
parcial no debería usarse para reducir empleo sino para facilitarlo a
las personas que busquen empleo por tres, cuatro o cinco horas. Para
ello, se necesita una regulación de este tipo de contratos que evite que
contratar a dos personas a jornada parcial sea más costoso para el
empresario que hacerlo por una a jornada completa.
Reducción de la siniestralidad: No somos máquinas y por muy eficientes que seamos, después de un número prolongado de horas de trabajo nuestro cuerpo baja la guardia. Un horario más ajustado reduciría el índice de siniestralidad, tanto laboral como de tráfico, así como el absentismo y las bajas laborales.
Reducción de la siniestralidad: No somos máquinas y por muy eficientes que seamos, después de un número prolongado de horas de trabajo nuestro cuerpo baja la guardia. Un horario más ajustado reduciría el índice de siniestralidad, tanto laboral como de tráfico, así como el absentismo y las bajas laborales.
Retribución no salarial: En momentos donde hablar de
subidas de sueldo produce pudor y las rebajas salariales están a la
orden del día, las medidas de flexibilización son una eficaz herramienta
para generar bienestar en los empleados y retener el talento.
Fomento de la natalidad:
Aunque su relación con la conciliación parezca más lejana, no es una cuestión baladí. Somos líderes europeos en baja natalidad y según los últimos datos del INE en 2018 habrá ya más defunciones que nacimientos. Las facilidades para la maternidad en la mujer trabajadora son pues un tema de vital importancia para el futuro de las pensiones de jubilación y en general para el desarrollo económico de España.
Aunque su relación con la conciliación parezca más lejana, no es una cuestión baladí. Somos líderes europeos en baja natalidad y según los últimos datos del INE en 2018 habrá ya más defunciones que nacimientos. Las facilidades para la maternidad en la mujer trabajadora son pues un tema de vital importancia para el futuro de las pensiones de jubilación y en general para el desarrollo económico de España.
Corresponsbilidad de sexos: Aunque tradicionalmente
la mujer es quien se ha ocupado del cuidado de hijos y dependientes, la
conciliación del trabajo y familia no es en exclusiva femenina. Unos
horarios más racionales ayudarían a que hombres y mujeres estuvieran
tiempos más equitativos en el hogar.
En definitiva, cambiar la cultura laboral. Hace dos años, el ex
presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, hacía unas polémicas
declaraciones antes de abandonar el cargo en las que aseguraba que solo
podríamos salir de la crisis "trabajando más y ganando menos". La
solución no está seguramente en trabajar más, sino en trabajar mejor.
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