El exceso de responsabilidades, el trabajo a contrarreloj, las  
condiciones precarias y, sobre todo, el miedo a perder el empleo, son  
las principales causas que nos hacen estar estresados en nuestra vida  
profesional. Y es que, en España, hasta el 62% de los trabajadores está 
 más estresado que el año pasado y una de cada cuatro bajas está  
relacionada con este problema.
Según indica Antonio 
Iniesta, presidente de la Asociación Española de Especialistas en 
Medicina del Trabajo (AEEMT), en Europa se encuentran afectados por este
 problema 40 millones de personas, lo que se traduce en un coste de 
20.000 millones de euros. No obstante, tan sólo el 26% de las empresas 
ha adoptado medidas para reducir la incidencia del estrés laboral. "En 
España la cifra es ligeramente inferior al 26%", señala Iniesta. 
Con motivo de la celebración del simposio Estrés y entorno laboral, 
organizado conjuntamente por la AEEMT y los laboratorios Ferrer, varios 
especialistas han explicado que en comparación con Francia o Alemania, 
mejorar la prevención y diagnóstico del estrés en las empresas sigue 
siendo una "asignatura pendiente" en España.
Asimismo, Miguel Casas, psicólogo y director de BH Consulting, incide
 en la necesidad de formar a médicos y a empresas, "proporcionándoles 
una serie de herramientas que les permitan detectar de forma precoz este
 problema y abordarlo de una manera eficaz".
Incertidumbre
"Estrés
 en el trabajo ha habido siempre, pero ahora se sufre más debido a la 
crisis. Es la incertidumbre, la inseguridad, no saber qué ocurrirá, lo 
que genera más estrés", explica Iniesta, al mismo tiempo que asegura que
 los grupos más vulnerables a este problema son jóvenes y personas de 
edad avanzada.
En cuanto al sexo, Victoria Trabazo, psicóloga clínica y forense de 
Gabinetedepsicologia.com, asegura que hace unos años eran más las 
mujeres las que acudían a consulta en busca de ayuda por algún problema 
relacionado con el estrés, pero que "esto ha cambiado, hoy en día acuden
 por igual hombres y mujeres y muchas veces son personas que ,como ellos
 mismos dicen, se sorprenden de estar en esta situación, encontrarse 
bloqueados y no saber cómo actuar". Por otro lado, aunque el número de 
bajas por estrés laboral ha aumentado, Trabazo asegura que "muchos 
pacientes no piden la baja por temor a que se les valore negativamente, y
 en su lugar buscan apoyo psicológico o farmacológico para ir tirando".
Lo peor de todo es que esta situación no parece que vaya a mejorar, 
al menos a corto plazo, ya que, según datos de la Agencia Europea para 
la Seguridad y Salud en el Trabajo, 8 de cada 10 trabajadores cree que 
el estrés aumentará notablemente en los próximos cinco años. 
Señales de alarma
El
 estrés no es una enfermedad, sino que la enfermedad puede ser una 
consecuencia del estrés. De hecho, y aunque parezca paradójico, un 
cierto nivel de estrés puede llegar a ser positivo en determinados 
casos, ya que intensifica la actividad e incrementa los recursos 
(memoria, atención y rendimiento), pero el estrés crónico agota, causa 
cansancio y pérdida de rendimiento.
Por eso es importante la somatización del estrés laboral, que puede 
dar lugar a la aparición de patologías de tipo psicológico, como 
depresión o ansiedad, y también de enfermedades como hipertensión, 
infecciones, diabetes, migrañas o cardiopatías. En cualquier caso, es 
importante estar atento a los síntomas para poder abordar el problema 
antes de que pase a mayores.
Los síntomas del estrés laboral pueden clasificarse en: mentales 
(dificultad para concentrarse, malhumor o nerviosismo), físicos 
(agotamiento o dolor de cabeza) y conductuales (comer o dormir en exceso
 o muy poco, consumo de alcohol, de tabaco, etc.). "Pueden ser síntomas 
que duren tres o cuatro días si coinciden con una situación puntual, 
pero si se prolongan durante más de dos semanas, es aconsejable acudir 
al médico. Se trata de no superar la barrera del estrés positivo y que 
se convierta en negativo", explica Iniesta.
 
 
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